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01.10.18 09:47

Tips Políticos: el mes mas largo del mundo

En tan solo un mes el gobierno vivió una de sus crisis económicas y políticas más serias, renegoció el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y comenzó a enfrentar los costos políticos de la crisis que viene sufriendo el país.

Por Manuel Font.
El miércoles 29 de agosto pasado, hace un mes, el Presidente Macri anunció en un mensaje grabado de un minuto y medio un “nuevo acuerdo” con el FMI mediante el cuál se adelantaban los fondos para cubrir las necesidades financieras hasta 2019.
Cuando un acuerdo de este tipo verdaderamente existe, el anuncio se da de manera coordinada, en primer lugar lo anuncia el gobierno y casi simultáneamente el FMI emite un comunicado convalidando lo expresado. En este caso hubo que esperar hasta la tarde-noche para que ese comunicado, que en verdad no hablada de acuerdo sino de inicio de las negociaciones, se hiciera público.
La señal tuvo el efecto contrario al esperado, no solo no se calmó la incertidumbre y desconfianza de los mercados y el público en general sino que ambas crecieron y se desencadenó una nueva escalada devaluatoria que dejó el dólar rondando los 40 pesos y derivó en una crisis política.
Ante esta situación el gobierno se vió obligado a tomar decisiones políticas y financieras fuertes como la reducción de Ministerios que pedían los mercados, con la consecuente salida de algunos nombres específicos, y la imposición de retenciones al sector agropecuario que fueron la comidilla de todo un fin de semana de idas y vueltas, rumores y operaciones políticas.
El “mercado” pedía la cabeza de Marcos Peña acusado de ser uno de los principales gestores de los errores cometidos por el gobierno coronados con ese mensaje corto, confuso y (en ese momento) sin asidero del Presidente Macri y del Ministro Nicolás Dujovne por su incapacidad para gestionar el ajuste comprometido en el primer acuerdo con el FMI y el valor del dólar.
El Presidente cedió a regañadientes con la imposición de retenciones, aunque en un esquema diferente al anterior en tanto y en cuanto sigue garantizado el acceso a mercados para todas las exportaciones de origen agroindustrial, es decir, no hay controles sobre las exportaciones sino un arancel a las mismas.
Esto marca una diferencia notoria con los que sucedía con el trigo y maíz durante la anterior imposición de retenciones, momento en que el porcentaje era mucho mayor y, por sobre todo, habían un control férreo de los volúmenes exportables.
También cedió con la reducción de cantidad de Ministerios yendo a un esquema con la mitad de carteras pero logrando que ninguno de los ahora Ex-Ministros se vaya del gobierno.
Dentro de la derrota esto puede ser contado como un punto a favor, Etchevere (Agroindustria), Triaca (Trabajo), Rubinstein (Salud), Iguacel (Energía), Avelluto (Cultura), Barañao (Ciencia y Tecnología) e Ibarra (Modernización, que desapareció) dejaron de ser Ministros pero aceptaron permanecer en el gobierno con rangos menores.
También dejaron su cargo anterior como Vicejefes de Gabinete Mario Quintana, que dejó el gobierno y Gustavo Lopetegui, que pasó a ser “asesor” presidencial. Ambos fueron reemplazados por Andrés Ibarra.
Logró, el Presidente, cambiar roles pero mantener el “equipo” en su mayoría, aunque es cierto que en varios casos esto tuvo que ver con que los reemplazantes no terminaron de acordar su incorporación, y principalmente mantener a su principal ladero Marcos Peña, quien a pesar de quedar muy golpeado fue mantenido en su lugar.
Estas cesiones que tuvo que hacer Macri cuando no tuvo más opción son un gesto de debilidad política, dado que son decisiones que en otras circunstancias no hubiese tomado. Y muestran el impacto que tuvo la crisis y las malas decisiones que se tomaron sobre la fortaleza del Presidente.
Luego de esos frenéticos días, el Ministro Dujovne, en esos momentos en duda, viajó a Washington para avanzar con las negociaciones con el FMI y en el marco de esa negociación se acrecentó su interna con el, entonces, Presidente del Banco Central Luis Caputo.
Las negociaciones avanzaron y luego de casi un mes se anunció la inminente firma de un nuevo acuerdo que adelanta los desembolsos y amplia el monto prestado en 7100 millones de dólares. Estos números aseguran el cumplimiento por parte de Argentina de todas sus obligaciones financieras hasta el final del mandato del Presidente Macri.
El anuncio lo hizo el Ministro Dujovne en Nueva York, en conjunto con la Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional Cristine Lagarde, quien con su acompañamiento en el anuncio dio un gesto de respaldo político muy fuerte al Gobierno Argentino.
El día antes y mientras el Presidente se encontraba en Nueva York, asistiendo a la Asamblea General de la ONU Caputo presentó su renuncia al Banco Central por diferencias con las políticas comprometidas con el FMI para cerrar el acuerdo, sobre todo en lo relacionado con política monetaria.
La salida de Caputo y la entrada en su lugar del segundo de Dujovne en el Ministeiro, Guido Sandleris como nuevo Presidente del Banco Central consolido el rol de Dujovne como hombre fuerte del Gobierno, a pesar de que solo un mes antes estaba con un pie afuera.
Es difícil encontrar un precedente de una renegociación por parte de un gobierno con el FMI luego de incumplir en menos de 5 meses los términos del acuerdo y que además reciba un incremento en los fondos puestos a su disposición.
Sin duda, la explicación para este raro fenómeno tiene que ver con la capacidad que ha tenido el gobierno Argentino para lograr el apoyo de los principales actores políticos internacionales, desde Estados Unidos hasta China, país con que se acordó una ampliación del swap hace pocos días.
Ese apoyo internacional ya se manifestó en la elección de Argentina como organizador de la cumbre del G20 este año y tiene que ver con que el mundo sigue mirando al gobierno de Cambiemos como un experimento de salida “ordenada” del populismo a tener en cuenta, y que es necesario sostener ante un cambio rotundo del contexto externo e interno.
Ahora bien, más allá de los apoyos externos y el logro de un nuevo acuerdo con el FMI el frente interno del Gobierno no deja de ser altamente complejo. Con un ajuste devaluatorio ya establecido, una alta inflación, una fuerte reducción de gasto público, suba de impuestos y la necesidad de controlar esa inflación a través de los agregados monetarios, es decir, sacando pesos de circulación, el escenario para, al menos, los próximos seis meses no parece nada alentador.
Los indicadores de pobreza y desempleo ya comienzan a encender luces de alarma y según el propio gobierno no han mostrado aún su peor cara, la actividad económica prácticamente parada, la fiebre inflacionaria en su pico más alto y la causa de los cuadernos poniendo en jaque a buena parte de los contratos de obra pública configuran un fin de año difícil para Cambiemos y la necesidad de readecuar su estrategia política.
El Presidente parece ir en ese sentido, pasado el acuerdo con el FMI Mauricio Macri empieza a delinear una estrategia basada en reconocer las dificultades y los errores cometidos, retomar la agenda política e intentar reconstruir la esperanza en los sectores que lo acompañaron pero en los últimos días empezaron a tener dudas respecto de la capacidad de su gobierno para solucionar los problemas.
Ensaya por estos días, el Presidente, un discurso basado en la idea de que el futuro cercano será difícil pero es necesario pasar por esas dificultades para construir una mejora estructural de la situación del país, y que, pasado el mal trago Argentina, retomará la senda del crecimiento.
Al mismo tiempo intenta mostrar a través de la, de por sí necesaria, aprobación del presupuesto que ha retomado su capacidad para generar acuerdos legislativos y su “muñeca política” para negociar en situación de desventaja con Gobernadores y Legisladores de la oposición. Por eso actores como Rogelio Frigerio y Emilio Monzó tendrán mucha relevancia en los próximos días.
Y, por ultimo, apunta su estrategia comunicacional a renovar su contrato con la clase media basado en la esperanza. Esta es, sin duda, una de sus batallas más difíciles.
Por el lado opositor, las dudas que han dejado estos meses respecto de la fortaleza del Gobierno para lograr la re-elección, cosa que a principios de año parecía dada por hecho, han motivado y abierto la puerta a una serie de negociaciones en sectores del peronismo no kirchnerista tendientes a lograr la unidad.
Este sector piensa que la situación será muy difícil y perjudicial para el Gobierno pero no se irá de madres, y por ende hay que construir una alternativa amplia, racional y confiable en el exterior para las próximas elecciones. En ese juego se encuentran hoy el Senador Pichetto, Sergio Massa, los Gobernadores y algún sector del sindicalismo.
Solo un espacio político abona la teoría de una crisis terminal del gobierno, tal vez porque la ve, equivocadamente o no, como su única alternativa para llegar al poder. Ese sector es la entente conformada por el Kirchnerismo duro y el sindicalismo más combativo en el que paradójicamente conviven la CTA y Hugo Moyano.
El gobierno sigue pensando que su mejor escenario es la competencia con Cristina Fernandez de Kirchner y al día de hoy muchas encuestas le siguen dando la razón, sin embargo la estrategia de la polarización empieza a generar algunas dudas sobre todo ante un escenario 3D: Devaluación, Desencanto y Desesperanza.

Font Manuel